martes, 7 de febrero de 2012

Ni que fueramos primates

Tengo una dulce sensación en mi ser cuando escucho la frase “Yo  hacer la tarea de un libro, ni que fuera primate”. En efecto, desde que el ser humano inició la civilización ha realizado inventos que le han afectado o que han destruido el ambiente o que destruyen a otras especies animales o al planeta; sin embargo, pocos inventos habían hecho involucionar al ser humano en sus conocimientos y capacidades. Justo hablo de la máquina: del Internet.
    Pero no nos confundamos, este no es uno de esos discursos retrógrados en los que se les permite a los jóvenes decir “lo dice porque está viejo”. Con cuidado. En realidad, la capacidad de crítica ha desaparecido de la mente de aquel que deseare argumentar una cosa así. No es vejez sino detrimento de la inteligencia humana lo que genera en las personas que educamos actualmente una angustia única en la Historia.
    En realidad no se trata de condenar Internet sino a las personas que se permiten llevar por la poca seriedad de sus publicaciones. En cuanto Internet apareció se creyó “a capa y espada” en sus contenidos como algo real: pero, ¿qué me detiene a mi o a ustedes para publicar un texto con información falsa o mediocre acerca de cualquier tema y subirla a Wikipedia? Es más, ¿Qué impide a la gente tener fe en que yo ponga que Cervantes publicó el Quijote en 1965 y no 1605? El problema no es que yo lo suba a una red de millones de argonautas, muchos de ellos irresponsables, el problema es que me crean, porque, seamos sinceros, si lo hiciere, miles de estudiantes en el mundo lo creerían, simplemente por estar en la red y ningún fantasma de espíritu crítico aparecería para salvar el rato y corregir esa información tan mal expuesta.
    El problema es que las capacidades humanas van reduciéndose en el momento en que algo nos dice qué hacer, cómo vivir, cómo respirar, cómo jugar y cómo imaginar; el problema es endiosar a un objeto o sistema y dejar a un lado la capacidad de discernir. En mi experiencia, he publicado un par de libros que han pasado por la acuciosa vigilancia de más de un corrector de contenidos. Alguien de los lectores cree que este texto pasó por los ojos de alguien antes de ser publicado. Quienes me conocen como persona saben que soy incapaz de subir una información poco ética (entre comillas claro), quienes no, desconocen la posibilidad de una garantía que todo el mundo deberíamos de exigir: la responsabilidad ética de que los contenidos de la red tengan un valor intelectual.
    Desde la aparición del “rincón del vago” las tareas se han convertido en cosas de minutos y la pregunta es ¿de qué les sirve al alumno y al profesor el “copia y pega” de un montón de datos plagados de faltas de ortografía? ¿Quién los copia, realmente aprende? ¿Por lo menos lo lee? La respuesta a esta pregunta es la gran falacia del siglo XXI: el internet dice siempre la verdad: francamente lo dudo muchísimo.
    Seamos realistas. Las condiciones de herramientas como el Internet para el ejercicio del estudio, la reflexión y el pensamiento vendrá con gente crítica que atienda el conocimiento que consulta; el problema no es la red, son los contenidos. Un público crítico puede hacer de la red la herramienta más poderosa a favor de su aprendizaje y en contra de los sistemas. Un público que corta y pega no le sirve de nada al mundo.
    En realidad el problema se resume en lo siguiente: seamos responsables con los contenidos que subimos y consumimos en la red y entonces sí, una revolución intelectual comenzará.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Eco y sombra

Cada golpe desplaza: eco y sombra
reloj de piedra
vertigo de estrellas que temen al infinito
oscilan como hojas en el espacio
piedra espacial
hormigas,
corrientes invisibles.

viernes, 3 de junio de 2011

Santa Teresa de Jesús (1515-1582)

La semilla del barroco naciendo en el cambio de actitud: pasión, religión, entrega universal...

Santa Teresa de Jesús
(1515-1582)

Versos nacidos del fuego del amor de dios

Vivo sin vivir en mí.
Y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
Glosa

Aquesta divina unión,
del amor con que yo vivo,
hace a Dios ser mi cautivo,
y libre mi corazón:
mas causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay! ¡qué larga es esta vida,
qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros,
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay! ¡qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
y si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quítame Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.


Sólo con la confianza
vivo de que he de morir;
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza:
muerte do el vivir se alcanza
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida no seas molesta,
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte:
venga ya la dulce muerte,
venga el morir muy ligero,
que muero porque no muero.


Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es perderte a ti,
para mejor a Él gozarle?
quiero muriendo alcanzarle,
pues a Él sólo es al que quiero,
que muero porque no muero.


El pez que del agua sale
aun de alivio no carece;
a quien la muerte padece:
al fin la muerte le vale:
¿Qué muerte habrá que se iguale
a mi vivir lastimero?
que muero porque no muero.

Cuando me empiezo a aliviar
viéndote en el Sacramento,
me hace más sentimiento
el no poderte gozar:
todo es para más penar,
por no verte como quiero,
que muero porque no muero.


Cuando me gozo, Señor,
con esperanza de verte,
viendo que puedo perderte,
se me dobla mi dolor:
viviendo en tanto pavor,
y esperando como espero,
que muero porque no muero.


Sácame de aquesta muerte,
mi Dios, y dame la vida,
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte:
mira que muero por verte,
y vivir sin ti no puedo,
que muero porque no muero.


Lloraré mi muerte ya,
y lamentaré mi vida,
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡Oh mi Dios! ¿cuándo será?
Cuando yo diga de vero,
que muero porque no muero.

lunes, 5 de julio de 2010

Hernán González de Eslava (1534-1601)

Columna de cristal perfecta... que sostiene a la poesía novohispana en sus primeras perlas orientales...

Columna de cristal, dorado techo,
dos soles y dos corales
que alumbran a las perlas orientales
a quien el mundo todo ha de dar pecho.

Atrás deja la nieve el blanco pecho
y más atrás el medio de mis males:
¡ay, pecho guarnecido en pedernales!,
¿por qué, pues sois mi bien, mal me habéis hecho?

La piedra cava el agua y la enternece,
y halla en vos la viva que yo vierto
tal alta propiedad, que os endurece.

Vos, pecho, estáis cerrado, el mío abierto,
en mí crece el amor y en vos descrece,
pues, pecho, ¿qué ganáis hiriendo a un muerto?

lunes, 21 de junio de 2010

Salvador Díaz Mirón*** Canción medioeval

Se escucha la suavidad de la sinestesia modernista, aquella que susurra en decasílabos diazmironianos: ¡Oh tú la de crin rubia, luenga y rizada,
que caída en torrente barre las losas!



¡Oh tú la de crin rubia, luenga y rizada,
que caída en torrente barre las losas,
y que volando incita las mariposas,
porque así luce aspecto de llamarada!

Linajuda Regina que, por taimada,
finges al viejo duque modelo a esposas,
y de sus canas dices honestas cosas,
más dignas de la espuma de una cascada.

Ven y place al que tiene la voz dorada,
y perennes ortigas y eternas rosas,
y en el talón espuela y al cinto espada.

No ignores que los himnos hacen las diosas
¡Oh tú la de crin rubia, luenga y rizada,
que caída en torrente barre las losas!

sábado, 1 de mayo de 2010

Celedonio Junco de la Vega+++ Canoro

Canoro: lo que menos me preocupa es que seas un soneto o no; cuando el poema es poesía, tan creativa... debo desear "que vibre/ya libre/tu acento[...]


Canoro:
te alejas
de rejas
de oro

y al coro
le dejas
las quejas
y el lloro.

Que vibre
ya libre
tu acento.

Las alas
son galas
del viento.

Celedonio Junco de la Vega+++ Canoro